El mercado de antigüedades desde el siglo XIX ha sido el motor de la más grande dispersión de nuestro patrimonio escrito. Se podría atribuir a la ambición o a la avaricia, o quizá simplemente al descuido de los mercaderes de antigüedades, que el mismo libro, el mismo documento esté distribuido en piezas en diferentes colecciones.
El trabajo de papirólogos y codicólogos reúne virtualmente las piezas separadas durante años. Unidas al acceso a la documentación sobre adquisición de colecciones, las más modernas tecnologías han contribuido enormemente a la reconstrucción de este gran puzzle. Gracias a este tipo de trabajo se puede entender la red de colecciones y las interrelaciones que estas reuniones virtuales de fragmentos pueden crear. La colección de papiros de la Abadía de Montserrat fue adquirida por el padre Roca-Puig en los años 50, en un momento en que se crearon otras famosas colecciones de papiros en Europa y Norteamérica.
A lo largo de los últimos años el estudio pormenorizado de muchas de las piezas de nuestra colección nos ha llevado a buscar en colecciones como la de Colonia, Duke University, Chester Beatty en Dublin, Bodmer en Ginebra, y cómo no, la más cercana colección Palau Ribes del Arxiu de la Companyia de Jesús en Barcelona, creada por J. O’Callaghan a la vez que Ramon Roca-Puig. Aquí presentamos algunos resultados.